toma las cosas muy en serio,
o como si no tuvieran importancia,
muy sensible o tiene el corazón de piedra,
odia con cada fibra de su ser ,
o ama con cada pedazo de su alma...
todo o nada..
en su vida no existen los intermedios...
toma las cosas muy en serio,
o como si no tuvieran importancia,
muy sensible o tiene el corazón de piedra,
odia con cada fibra de su ser ,
o ama con cada pedazo de su alma...
todo o nada..
en su vida no existen los intermedios...
No, no es tu ausencia la que causa este desvelo.
Ni tu presencia la que me llena de anhelos.
Sin ti los recovecos de mi cuello están tan serenos,
que echan de menos la huella de las yemas de tus dedos.
El susurro de tu voz y tus suspiros a contrapelo.
No, no es tu ausencia la que causa mi desvelo,
ni tu amor el que me empuja al fuego eterno.
Es un todo y un nada que no se entiende
por mucho que se piense sin un sueño.
Eres esa realidad que me quema,
ese sueño que me eleva todo lo que llevo dentro,
pero no, no eres la causa de este desvelo.
Eres mucho más que eso,
eres la razón de mi existir en un mundo lleno de cuerdos.
Se prometió amor eterno y no fugaz.
Abrir su corazón de par en par sin aquella oscuridad.
Los lastres no dejaban ver su ternura ,
sino aquella locura que usaba para protegerse y tener paz.
Se prometió amor eterno aunque hubiera adversidad,
no dañar sus sueños y luchar.
Alzar de nuevo el vuelo sin mirar atrás.
Diciendo esos te quieros que jamás sobrarán.
Se prometió amor eterno, pero no fugaz
y dar rienda suelta a la libertad,
dejar a un lado el qué dirán
y el pasado que toca el hombro sin pensar.
Se prometió amor eterno y no fugaz,
pero las promesas se las llevó el aire una vez más.
Me declaro culpable de ensañamiento, sin lógica,
a sangre fría y a paso lento.
Soy culpable de los besos que espero y no debo,
de los te quiero sin nombre que jamás dirás ni a mi ni al viento.
De las tormentas causadas por ilusorios sueños,
sabiendo que eras una persona fugaz en mi vida desde el minuto cero.
Tan culpable soy que no tengo perdón ni lo quiero,
merezco cada trozo de alma caída en pedazos
por no dejar de querer algo que sabía,
era pecado encendido y puro fuego.
Culpable de cada mirada,
de esas palabras que taladran mi mente
cada vez que dices algo aunque estés ausente.
De tus silencios que gritan más que callan....
y aún así, consienten.
Culpable me hallo sin poder dar marcha atrás
a ese momento en el que mis sentimientos no se dejaron barajar.
Y es que somos instantes movidos por el tiempo,
antojos de la suerte o casualidades
llenas de resquicios que coinciden minuto a minuto
esperando a ser vistos.
Coincidentes de historias fugaces llenas de culpas y abismos.