Desde un rincón veo cómo se marcha
un día de septiembre donde acaba la ciudad
y donde empieza un horizonte con montañas
y sueños donde las nubes dicen
que la luz se aleja y va a buscar
otros rincones donde no sea noche.
Y en mi rincón un banco,
refugio de enamorados
tú y yo, los versos
que nacen descolgados,
con ritmo quebrado y desnudos
para decirlos en voz
muy baja al atardecer.
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