A veces me canso de ser fuerte.
De ser tan lógica y de intentar aparentar
que no me afectan las cosas.
que no me afectan las cosas.
Pero también me cansa madrugar,
y lo hago porque lo tengo que hacer,
o también me cansa subirme a una montaña,
pero lo hago, porque me gusta.
Me cansa también echar a alguien de menos,
pero lo hago porque no lo puedo evitar.
Me cansa no poder evitar eso,
y otras cosas que me hacen daño...
Pero como suelo ser fuerte,
consigo que no me dañen...
hasta el día que me canso.
El día de puertas abiertas.
Ese día sin defensas,
sin control de accesos,
sin antivirus,
sin artillería antiaérea.
Es el precio de exponerse,
de elegir,
de sentir,
de vivir siendo consecuente.
A veces cansa.
Pero para descansar tengo toda la eternidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario